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«El capital natural no implica determinar el valor en efectivo de un tigre siberiano o de un bosque de manglares; se trata de comprender los riesgos asociados a él que influyen en los negocios para evitar futuras sorpresas». Así lo entiende Sissel Waage, director de Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas de BSR, cuyo artículo «How can the value of nature be embedded in the world of business?», publicado en The Guardian, compartimos en las páginas de Mercados de Medio Ambiente con un gran acierto.
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De entre las noticias relacionadas con la biodiversidad y el fomento de su adecuada gestión para garantizar su conservación, la relativa a la plataforma Termómetro de la Red Natura 2000 en España ha sido la que mayores consultas ha registrado entre nuestro lectores. Se trata de una iniciativa lanzada por Europarc-España que aspira a facilitar el intercambio de información y mejorar la eficacia de la gestión de los espacios protegidos en el marco de la Red Natura 2000.
El proyecto es un punto de referencia sobre el estado de desarrollo de la Red Natura 2000 en España y los datos contenidos en ella permiten evaluar el grado de desarrollo de la planificación a escala estatal, dado que se trata de información actualizada de manera continua y basada en indicadores objetivamente verificables.
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Conocer el significado de términos que leemos a diario en las informaciones que nos llegan sobre el sector es una de las inquietudes que han demostrado tener los seguidores de Mercados de Medio Ambiente. En marzo trajimos a las páginas de nuestra plataforma un recurso muy útil: un glosario sobre biodiversidad de la “a” a la “z” (Biodiversity a-z).
Es un portal lanzado en el marco del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) que ofrece información en inglés sobre un completo glosario de términos y siglas que describe las definiciones de palabras como “acidificación” o “diversidad”, “REDD” (Reducing Emissions from Deforestation and Forest Degradation) o “LMO” (Living Modified Organism). Los datos cuentan con la referencia a su fuente original y, en los casos en los que ha sido posible, se aportan las definiciones aceptadas internacionalmente.
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El análisis sobre la realidad climática en la que nos encontramos realizado por nuestro director ejecutivo, David Álvarez, con motivo de la presentación de los resultados del Quinto informe del IPCC realizada por los expertos españoles que participaron en su elaboración provocó que un buen número de lectores conociera la visión que tenemos en Mercados de Medio Ambiente sobre el desafío del cambio climático. En lugar de quedarnos con la perspectiva fatalista, entendemos el reto desde la óptica de la economía y el medioambiente, la del empleo y la del avance hacia la minimización de los efectos de este fenómeno global. Es decir, nos quedamos con el enfoque que busca las oportunidades que ofrece el proceso climático en el que nos encontramos.
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Rachel Kyte, vicepresidenta y enviada especial en materia de Cambio Climático del Banco Mundial, resume de manera brillante en cinco pasos los movimientos que deben dar los gobiernos, empresas y la sociedad en general para afrontar el desafío del cambio climático.
Estos son: la fijación del precio del carbono; el impulso de la eficiencia energética a gran escala mediante una normativa para la edificación, el transporte y la iluminación; mayores inversiones para avanzar hacia ciudades habitables con bajas emisiones de carbono y mayor capacidad de adaptación; implantar medidas dirigidas a lograr una agricultura climática inteligente y sumar a los gobiernos y multinacionales del petróleo al compromiso por reducir a cero la quema de gas en el panorama mundial para 2030.
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Los principales actores del mercado de los bonos verdes (demanda, oferta, responsables de índices bursátiles, etc.) se dieron cita a principios de diciembre en Madrid con motivo de la Conferencia Internacional sobre Bonos Verdes.
Durante el encuentro y tras la divulgación del resumen de la jornada, quedó patente el creciente interés que suscita este tipo de inversión socialmente responsable, cuyo mercado ha experimentado un crecimiento exponencial y ha pasado de apenas 11 000 millones de dólares en 2013 a 35 830 M$ en 2014, según se recoge en el informe de Climate Bonds Initiative.
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Estar al orden del día sobre las diferentes obligaciones fiscales e informativas que tienen las empresas está entre las grandes prioridades de nuestros lectores. A este respecto, la noticia sobre el contenido relativo a los nuevos requisitos que las compañías deben cumplir en materia ambiental con motivo de la aprobación el 15 de abril de 2014 de la Directiva sobre la divulgación de información no financiera se ha movido con mucho brío entre nuestros seguidores.
En ella, explicábamos que es importante que las empresas faciliten la información sobre el impacto que tiene su actividad en el medioambiente, además de respecto al resto de áreas de interés, porque la transparencia conduce a un mejor rendimiento. Las compañías que son más transparentes suelen funcionar mejor con el tiempo, tienen menores costes de financiación, son más atractivas por su compromiso a la hora de minimizar sus impactos y, por lo tanto, atraen y retienen a los empleados talentosos, y son más exitosas.
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La economía circular es una filosofía de organización de sistemas inspirada en los seres vivos, que persigue el cambio de una economía lineal (producir, usar y tirar) hacia un modelo circular, tal y como sucede en la naturaleza. En su artículo publicado en The Guardian «Una guía para implementar la economía circular en la empresa», Daan Elffers, CEO de EMG, describe las cuatro fases para llevar a cabo dicho proceso exitosamente:
1.ª – Establecer objetivos y elaborar un plan: hacia dónde se quiere llegar y qué hoja de ruta será diseñada para lograrlo.
2.ª – Formar y activar a los miembros de la organización: todos los integrantes de la empresa deben entender sus nuevos objetivos y aspiraciones.
3.ª – Innovar y optimizar: analizar los procesos para lograr una mejora inicial, evaluar qué materiales podrían ser reciclados, reutilizados o eliminados y determinar qué artículos podrían ser diseñados para desmontarse fácilmente.
4.ª – Comprometer: lo primero es lograr la involucración de los socios, proveedores y clientes del negocio en la aspiración de alcanzar las nuevas metas planteadas.
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Anya Moucha, explica en un artículo publicado en Ensia, cómo el desarrollo urbanístico inteligente puede resultar beneficioso tanto para la biodiversidad como para las áreas urbanas. El proyecto Cities and Biodiversity Outlook (Perspectivas sobre las Ciudades y la Biodiversidad) trata de demostrar esta premisa.
Las estimaciones sugieren que para 2050 una superficie de aproximadamente 1,2 millones de kilómetros cuadrados (más o menos el tamaño de África del Sur) será engullida por las ciudades, el esfuerzo de los recursos naturales y los ecosistemas. Y gran parte de este desarrollo se producirá adyacente a las áreas ricas en biodiversidad.
Para lograr un desarrollo sostenible, ha de gestionarse adecuadamente la conciliación de la biodiversidad y las áreas urbanas a través de elecciones conscientes y de un desarrollo innovador, de ese modo se conseguirán beneficios para la salud humana y el medioambiente.
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Tanto los bancos de conservación (o bancos de hábitat) como la custodia del territorio son instrumentos surgidos con el fin de garantizar la conservación a largo plazo de la naturaleza. Conocer qué relación puede darse entre ambos es un asunto que ha orientado muchas miradas interesadas hacia las páginas de MdMA. En concreto, hacia la infografía que compartimos el pasado noviembre en la que detalla en qué consisten ambas opciones.
La Fundación Biodiversidad es la responsable de su autoría y en ella se explica cómo las entidades de custodia pueden ayudar a los propietarios de los bancos de conservación en el diseño de acciones de conservación mediante su papel de garantes del cumplimiento de los objetivos de conservación. Además, se confirma que la tarea de ejecutar acciones de conservación, restauración o mejora de hábitats, tanto para la creación del banco como para su conservación a largo plazo, también podrá recaer sobre la entidad de custodia.
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Y es que cada producto de los mercados de custodia del territorio está elaborado mediante buenas prácticas agrarias que garantizan su consumo saludable y la conservación de la diversidad biológica y de la naturaleza. A través del Mercado de Custodia Agraria, la Red de Custodia del Territorio de Madrid y Castilla la Mancha (RCTMCM) ha elaborado un vídeo para acercar al consumidor en qué consisten los mercados de custodia agraria. Son los propios productores de artículos procedentes de fincas con acuerdos de custodia del territorio los que explican por qué es interesante y beneficioso apostar por su mercado.
Tanto el creciente interés por el consumo de artículos cercanos, producidos en fincas en las que existen acuerdos de custodia del territorio como el formato audiovisual a través del que compartimos la información, lograron el impacto deseado.
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